Alguna vez habíamos hecho algo parecido, y como en la otra situación, el inicio fue un poco raro pero, poco a poco, nos fuimos relajando y nos regalamos unas horas dulces.
Esta vez disfruté el doble porque ya no era yo sola la protagonista y ponerme al otro lado me gustó; a mi también me gusta observar…
Compartir algo que nos gusta a los dos me hace sentir que estamos en sintonía; es especial tener ese sentimiento ya que no fluye con demasiada gente.
Las miradas fueron preciosas. Todo se hizo con extremado cariño y cuidadosamente, incluso el tacto (mi órgano más selecto) fue distinto.
Como ya te dije, anoche me acosté con una sonrisa en los labios.

