jueves, 23 de octubre de 2008

Esta semana está siendo especial.
Estoy disfrutando de pequeños detalles que hace tiempo que no sentía; estoy disfrutando de absolutamente todo.
Vale, rompamos el hechizo, o mejor dicho, rompamos la burbuja en la que ando metida.
Por naturaleza soy una persona pesimista y negativa (ejemplo vulgar: siempre veo el vaso medio vacío). Estados eufóricos como en el que me encuentro ahora, me dan un poco de miedo, porque sé que la caída luego es espectacular.
Que dure todo lo posible…
Disfruto cuando salgo a la calle por las mañanas, me siento viva.
Disfruto el paseo de casa al trabajo con algo de música que me acaricie por dentro.
Disfruto en el trato con la gente; me esmero en sonreír y luego… ¡esa misma me viene devuelta! Qué gesto tan simple y a la vez tan complejo. Pero qué satisfacción verlo. ¿No ves como se abre una pequeña puerta cuando ocurre?
Disfruto paseando sola y no perdiendo ningún detalle de todo lo que me rodea, incluso cuando la calle está vacía. Eso es lo mejor.
Disfruto respirando profundamente y teniendo así conocimiento de mi propio cuerpo.
Disfruto de mi misma, había olvidado que existo.

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