Me siento como un volcán a punto de entrar en erupción.
Hace mucho tiempo ya, y ya es suficiente, que todo esto está a punto de saltar por los aires.
Noto como estoy en un continuo estado de ebullición y no se cómo liberar tanta energía.
Me tiene agarrada con cadenas y ya no tengo más fuerzas para seguir tirando.
Me quiero soltar, me quiero soltar...
Me estoy volviendo loca y ya no sé qué hacer.
He intentado hacer cosas nuevas y antigüas. He intentado diferentes modos de comportamiento. He cambiado de rutina, aunque en definitiva sigue siendo rutina. He cambiado de ambiente, porque pensaba que el anterior no era el adecuado. He cambiado la expresión interior y exterior.
!He cambiado! Pero cada vez me ahogo más, cada día necesito más aire.
Un cambio inminenete será el cambio de ciudad, pero cada día estoy menos segura que esa sea la solución a este estado tan desagradable en el que me encuentro.
Todo este malestar me hace ser una persona que soy. Me estoy convirtiendo en un ser introvertido; no quiero ver a nadie, no quiero estar con nadie. Me estoy volviendo incoherente en cualquier movimiento que oso a producir, porque en cada vez, resulta un daño.
Estoy agarrada a esas cadenas porque no me quiero caer, porque cuando se rompan, el precipicio que ahora veo de reojo, lo voy a vivir tal y como es y ya sé de qué material está forjado.
El día que eso ocurra, no sé que mano va a ser capaz de levantarme.
Aun así, hoy me maquillé las unas de rojo.
jueves, 13 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario