Van pasando los años, y cómo las cosas superficiales cada vez van adquiriendo menos importancia. Admiro la percepción de situaciones y maneras que antes no hubiera visto ni en mis mejores sueños; al igual que no hubiera percibido cómo se desarrolla simple y complicadamente la vida.
Todos comentan lo mismo: preocúpate cuando la poca vanidad que te queda va disolviendo la estupidez.
¿Crees que me estoy haciendo vieja?.
Sinceramente no volvería atrás.
Piénsalo: cole, instituto… todo ello sazonado con granos y hormonas disparatadas; qué pereza la verdad.
Un poco denigrante, sí que lo es, la situación en la que estos mismos del colegio, te paran por la calle y te preguntan:” Señora! ¿Tiene hora?
¿SEÑORA????. ¡¡¡Los colgaba de una higuera!!!... (Como diría mi admirada Carmen de Mairena).
¡Qué fuerte me parece! Pero si estoy hecha un yogurín… y siempre voy monísima… Buaaaaaaaaaaaaa! : ´(
Es golpe bajo, muy bajo.
¿Pero qué se han creído? Con esas caras de panoli y el bigotillo ahí, medio a hacer.
Pero como a todo, hay que sacarle el lado positivo, que actualmente lo tiene.
No es autosugestión, es felicidad ;)
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario